Efectos de la TMS

La TMS ha demostrado tener distintos efectos sobre
el sistema nervioso central, siendo los de mayor
impacto los siguientes:

Neuromodulación

La comunicación entre neuronas se lleva a cabo por el reconocimiento de señales químicas (neurotransmisores) entre neuronas. Dichas señales químicas son transformadas en impulsos eléctricos que a su vez modulan la liberación de neurotransmisores.





















Neuroplasticidad

Es la capacidad que tiene el cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones nerviosas necesarias para mantener un funcionamiento óptimo. La TMS promueve la potenciación a largo plazo (LTP) y la depresión a largo plazo (LTD), procesos celulares que juegan un papel importante para la formaciòn y/o ruptura de conexiones neuronales.

Neurogénesis

Es la formación de nuevas neuronas. Normalmente sucede de manera equilibrada y controlada por factores epigenéticos. Sin embargo, en ciertos factores conducen al desequilibrio entre neurogénesis y apoptosis, propiciando que haya mayor daño y/o muerte neuronal. Estudios en modelos animales han encontrado que la TMS promueve la expresión del gen BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro) el cual a su vez favorece la síntesis del factor de crecimiento neurotrófico.





















Neuroprotección

En algunas patologías el malfuncionamiento cerebral es ocasionado por la acumulación de especies reactivas del oxígeno (ROS) que a su vez desencadenan una serie de reacciones que alteran la integridad de lípidos, carbohidratos y proteínas cerebrales. Muchas enfermedades neurológicas han sido asociadas a problemas con neuroplasticidad. De acuerdo a Medina. F. y sus colaboradores, la terapia TMS a nivel molecular induce la activación de distintos mecanismos de reparación neuronal que como resultado general disminuyen los ROS y mejoran la integridad cerebral.





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